Codicia por sobre todas las cosas

Los seres humanos somos codiciosos, algunos más que otros, en ocasiones deseamos tener cosas solo por capricho, en otras porque sabemos que están nos darán poder, dinero o fama. Pero ¿de que sirve?, si al final tal vez y solo tal vez quedara un recuerdo de nuestro legado, lo que fuimos; ¿de que servirá todo ese dinero?, a menos que nos entierren con él como lo hacían con los antiguos faraones puede llegar a ser inútil, ¿Cómo herencia para nuestras generaciones futuras? Puede ser, pero eso no significa que aquellos que vengan posteriormente valoren todo lo adquirido por sus antepasados o que siquiera los recuerden.

Con el poder no es distinto,  existen personas capaces de aniquilar razas enteras, humanas o no, con tal de lograr su meta, ese objetivo codicioso y avaro donde siempre tendrán una excusa para justificar sus actos: “acabar con la represión”, “bienestar propio o ajeno”, “libertad para todos”, “sacar al tirano”, entre otras, algunas bien argumentadas otras parecen charadas pero con la misma finalidad, la necesidad de afianzar su poder, ya sea robando un recurso útil o exterminando “un estorbo”, hacen lo que sea, sin pensar en consecuencias y cuando se detienen a pensarlo deciden llamarlo “daño colateral” para que la historia no los juzgue como se debiera.

Conquistadores, imperialistas, anarquistas, independentistas, monarcas, dictadores o demócratas, suenan como sinónimos en cuando a la búsqueda de poder se refiere, se les hace agua la boca cuando se descubre una nueva tecnología y comienzan a maquinar que nuevo medio sofisticado podrían crear para destruir a sus “enemigos” aunque sean sus semejantes por medio de está.

La historia los recordara en ocasiones como héroes, cuando todos sabemos que, en el mundo real a diferencia de las películas o libros de historias de ficción, los buenos y los malos no existen, son uno solo, son una misma persona, pero para poder percibirlo debemos verlos desde varios puntos de vista lo más objetivo posible, ¿difícil?, sí, pero no imposible.

.-Oscar Jesús Martinez

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